Se suele hacer referencia, tratando de las relaciones padres-centros educativos, a las cuatro «C»: Colaboración, Comunicación, Confianza y Comprensión. Nosotros apostamos firmemente por ese modelo en el que entendemos que la «C» de Colaboración abarca en cierto modo a todas las demás.

COLABORACIÓN

  Es muy habitual al hablar de educación el tomar como principio indiscutible el que la familia es «el primer agente educativo» y que la «interacción familia/colegio» es esencial para lograr el objetivo de la formación integral de los alumnos. Lo que ocurre luego es que, cuando descendemos a la práctica, vemos que no es menos habitual el que esa colaboración no sea todo lo fluida que debiera. No se trata, ni mucho menos, de buscar culpables (el que esté libre de pecado…) sino de reflexionar sobre la situación y reconocer que hay mucho camino por recorrer.

  Desde luego la colaboración no quiere decir que todos asumamos el mismo rol. Es más, únicamente podemos colaborar desde la asunción consciente y consecuente cada uno de su papel y desde el respeto al de los demás. Ahora bien, ¿y cuál es el nuestro? No creemos en la APA como mera plataforma reivindicativa, como simple servicio de recogida de quejas o como ente fiscalizador de la labor del colegio; pero tampoco creemos en la APA como barrera de contención, como objeto ornamental o como comisión de festejos y actos sociales.

  Hay que aspirar a algo más. Aspiramos a que se nos tenga en cuenta porque queremos colaborar y tener un papel activo en la labor educativa de nuestros hijos y ese papel algunas veces incluirá el transmitir quejas y otras el organizar fiestas, pero sobre todo lo que implica es el estar dispuesto a asumir responsabilidades -con sus derechos y sus obligaciones– dentro de esa cultura de colaboración que debe incluir necesariamente, al menos, las otras tres «C».

COMUNICACIÓN

  Es imposible que colaboren, aun teniendo objetivos comunes, quienes no se comunican (aunque incluso el «no comunicarse» es una forma de comunicación). Podrán, si hay suerte, coincidir en las acciones que emprenden pero eso nunca será colaboración ni tendrá sus efectos. Es importante en este punto el resaltar que la comunicación es bidireccional. El desarrollo de acciones puramente informativas no puede considerarse -al menos completamente- como comunicación.

  Desde la APA intentamos crear y mantener unos cauces de comunicación claros y operativos que faciliten las relaciones. A partir de ellos sólo nos queda pedir a las familias la mayor participación posible y al colegio receptividad hacia las propuestas de las familias.

  Para que esa comunicación se pueda dar es imprescindible que el clima sea el adecuado en base a la Confianza y la Comprensión.

CONFIANZA

  La confianza nace del acercamiento, de compartir experiencias, objetivos y formas de entender las cosas. No debe de haber motivo para la desconfianza si todos tenemos fines comunes y la comunicación funciona correctamente.

COMPRENSIÓN

  Vivimos en un mundo difícil. Cada vez es más complicado educar, tanto para los profesores como para los padres, y ahí todos cometemos errores. Aquí no caben actitudes de delegación («que eduquen ellos») ni reproches a los demás por sus errores obviando muchas veces los nuestros. Antes al contrario de lo que se trata es de intentar entender las dificultades que todas las partes tenemos manteniendo una actitud positiva para superar los errores y problemas que, sin duda, surgirán.

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